17 octubre 2010

Tengo miedo de dormir

Hay muchas veces en que me da miedo dormir. Me sorprendo en las horas de la madrugada, acostada sobre la cama con un sinfín de ideas puestas en el techo, metida entre cuatro paredes que albergan la estática de los muebles, la amarillenta luz, una ligera capa de polvo entre los libros y el constante ruido de un insecto entre tanto silencio.

La soledad que descansa sobre mi pecho respira en sintonía conmigo, y es la única que se queda ojiabierta en resistencia a conciliar el sueño. Las cobijas han de quedarse todavía largo rato en espera de tocarme, porque el miedo a dormir resulta mayor que el cansancio que pueda sentir.

En estas horas es cuendo se desencadena una extraña necesidad por expresar con todos los sentidos aquella latente serie de palabras que retumban en la cabeza. Pero todos -o casi todos- se encuentran durmiendo para entonces, y no hallo a quien poder abrazar con la voz, con la simple y sencilla voz.

Me da miedo dormir porque puede que acabe todo -o comience nada- en ese momento de cerrar los ojos, que no exista alquien a quien regalarle un "te quiero", u otorgarle ese último abrazo, o simplemente dejarle los mejores deseos para el siguiente día. Me da miedo dormir, estando con la soledad por encima de mí, enterrada entre mis manos, en el cuerpo, gastanado los minutos de mi vida, robándose de mi boca la última palabra, el último te quiero.

11 octubre 2010

Estática

Otra vez desnuda sobre la cama, resignada a la nostalgia de la noche, con el frío del viento, un grillo que no cesa en el silencio y el extraño aroma a sal húmeda sobre mi almohada.

... y entonces buscamos un camino.

... y entonces buscamos un camino.