27 noviembre 2009

¡Hasta la madre!

¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar para que cambie esto? Sabiendo perfectamente la inexistente garantía de que siga viva para mañana, aún así no logro tomar fuera y mis pies hacia un destino específico. Me robo el tiempo a mí misma entre la maldita depresión, me ahogo, me castigo y sólo termino llorando…maldita ignorancia que nos revuelve entre sus telas oscuras. No me puedo permitir seguir en una vida así de vacía, tan simple y sin magia, inconforme, solitaria, aislada. Quiero salir y gritar que puedo vivir como me venga en gana, que las cosas serán en ocasiones complicadas pero mías a fin de cuentas. Quiero dejar de hundirme en un barco tan grande cuyas anclas no ayudan sino que estancan, olvidarme de complejos, prejuicios y tomar una pequeña balsa y lanzarme a la mar. Sentir la alta marea y las olas también en paz, procurar mi bienestar lejos de las telarañas, lejos de la apatía, el conformismo y la mediocridad. Pero… ¿cómo diablos lo hago? A veces creo que lo único que debo hacer dejarme llevar en la corriente y no pensar más en aquello que me mueve, otras más creo que lo esencial es mantener presente a la memoria y recordar que uno está sólo en este mundo, que esta vida se traza únicamente para sí mismo y que el resto de los pasajeros son eso: ¡pasajeros!

... y entonces buscamos un camino.

... y entonces buscamos un camino.