09 agosto 2010

En quietud

Cuando releo este lugar pienso en la posibilidad de darle un giro al tono que lo describe, sólo que regreso al punto de que esa es su esencia y no soy quién para quitárselo por un simple arrebato. Por eso sólo quise remembrar que las historias aquí trazadas van marcando también la vida, y eso tampoco es algo que se pueda borrar. Ya han pasado unos meses en que dejé cierta calma para estos lares. Sin embargo, hoy retomo el camino para darle cierto seguimiento con los fragmentos del corazón.

Hoy...me siento con el corazón en cierta quietud. Su fragilidad se ha atenuado un poco más, como pasa cada vez que se te hiere el alma. No por eso es menos sensible, sólo menos frágil. Ahora está en silencio, con esa parte de alivio a sí mismo y a mí también, un espacio para estar en completa compañía él y yo. Respiro, cierro los ojos, me dispongo a dormir...y la quietud en el pecho es inmensa. Después de un rato se me cuela la enorme necesidad de tocar esa delicada sensación del abrazo...y convoco a las lágrimas para satisfacer esa ansiedad. No es tristeza, es añoranza. No es ausencia, es resguardo. No es miedo, es la falta en mi corazón de hacer las cosas para su bien.

... y entonces buscamos un camino.

... y entonces buscamos un camino.